jueves, 7 de agosto de 2008
ALGUIEN DESDE EL PUBLICO LE DISPARA Cálido, la consonancia de la nada entra por mis poros; suavidad...el deseo se dilata como chocolate al fuego y me sumerjo en un sueño consciente, lento, plácido, persistente. Se vuelve angustiante y mi pecho se comprime como si apretase una pelota de goma con una sonrisa plasmada en ella...en ella...en ella, así suena todo, como ella, como ella y sigue como ella; pies descalzos en el mar, olas, la nada se Transforma en una esfera que me abraza...me abraza y ahora yo camino frente a ella, una puerta, un umbral,; una grieta en la esfera que me oculta, ha derramado sangre hacia el exterior, sangre negra, negra. Observo todo desde lejos, solo su silueta esta próxima pero a la vez distante. La perspectiva me absorbe, estoy al comienzo y al final de un túnel, ni aquí ni allá, aún no se lo que soy, o no sé si las paredes agrietadas de este túnel que me insultan con sus escritos bombardeantes, me aprisionan o me liberan de algo que ni siquiera conozco. ¡Cínico!, gritan las paredes, cínicas son ellas al mostrarse inofensivas e inertes. Caigo, me despierto, juego al dominó con un viejo sentado en la plaza, el sol nos pega en el rostro, el sol nos pega, nos golpea y desangra a ambos; el sol es la oscuridad de la cual estaba huyendo...¿Huyendo?, No, No puedo huir de una parte de mi, es como si fuera mi segunda piel, o la tercera, o mi demonio interno que no quiero asimilar; sí, el sol no es conocimiento, ni la noche la maldad, ambos son lo que no son, ambos son yo. Pero me levanto, el viejo ya murió y a nadie le importó, yo...sigo adelante. Quizás el sol sea lo otro y ese otro no sea el sol, pero siempre lo bueno daña de algún modo, como el calor de una vela eternamente proyectado en un papel, que terminará por consumirlo con llamas. Y yodo sigue en silencio, mi cuerpo cambia de forma, burbujas de aire quieren salir por mi piel y éstas la levantan y desforman; el ruido de un saxo me estremece, sí, el ruido, porque ese infeliz que se hace llamar hermano no ha sabido distinguir entre una melodía y un berrinche. Caigo nuevamente en el letargo de la soledad, todo vive, menos Yo. ¿ Cómo fue que me convertí en el hombre del saxo?...¿Saxo?, No, no es un saxo, es un clarinete o algo semejante, pero la verdad es que sea lo que sea seguiré respirando el aire de todos y simularé una sonrisa esbozada con esfuerzo aún, cuando en el interior, esa risa, sea falsa y ese aire sea veneno. Me da risa la ironía de la vida, me da risa... Me pegaría un tiro ahora mismo, pero creo que mi cobardía y mi egocentrismo no me dejarían; es como si dentro de esta forma, existieran más formas, redes, estructuras que conforman ese algo que no puedo eliminar, por miedo, por ego, por, por, por no se la verdad... ¿ Y tú, que miras?, Ha, la calle, por supuesto, ¿ no ves que todo sigue igual?. Los arboles se secan y tu piel se reseca de vergüenza por ser quien eres, púdrete, ¡PÚDRETE!, PÚDRANSE TODOS!, o mejor, me pudro yo y así no los veré más. Ja! Que ridículo, aquí solo demuestro que yo soy tan solo un árbol más que se esta secando en esta tierra infertil por culpa de nuestros tóxicos frutos. Sí, esos frutos que un día creen ser algo importante o no tienen la concepción de qué son, pero terminan igual que todos, ¿ o es que yo estoy gritando sólo y todos los demás miran mi desgracia y no se dan cuenta de la suya? Que fatalista, siempre culminando en la miseria, pero no importa, es como si el río desembocara y luego la corriente cambiase de dirección y retrocediera; se morirían sus brazos y quedaría el tronco, hasta volver a la cordillera, eso somos, una cuenta regresiva, somos todo y nada, ¡SOMOS SOLO... (alguien desde el público le dispara.)
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