entre vuelos

La vida es digamos “curiosa” por no usar una palabra que pueda parecer demasiado brusca, hay días en que todo te sale mal y días en que pareciera que todo te sale bien, quizá sean los menos, depende las personas, lo cierto es que existen.
Pero lo más feo es cuando viene cuando esos días en que todo te sale bien, o al parecer así parece, y te pasa algo extraordinario, y queres salir corriendo y festejar y gritar y que todo el mundo te felicite, te escuche abres tus brazos para recibir los abrazos y el cariño por tu éxito y la sorpresa es que estás solo, completamente solo, no hay nadie, absolutamente nadie, a nadie le importa, nadie esta para festejar, no tienes familia, no tienes amigos, no tienes NADA, estás solo, entonces te das cuenta que el éxito no sirve de absolutamente nada, no tiene valor alguno, simplemente vale NADA, si total no hay nadie con quien compartirlo.
Y entonces la tristeza se apodera de vos, te abraza, te envuelve, te acaricia lentamente, locamente, te consume, te hunde, y ese gran triunfo que por un momento te hizo sentir lo más grande, te abofetea haciéndote ver que no eres si no lo más mínimo que existe, que no eres más que una partícula, una NADA…
Una tristeza fiel cubre mi vida, pálido cielo sobre la tierra negra, de esa tristeza suave, vive mi alma, ¿qué sería de mí sin mi tristeza? ¿qué sería de mí sin esta pálida melancolía, que me llena de sueños y me libra de la vulgaridad de la alegría?, entre la angustia y el hastío largos como un camino, mi tristeza empieza; cruza mi vida y se prolonga al cielo ¿que sería de mí sin mi tristeza?