martes, 24 de marzo de 2009

Día nublado, algo lluvioso.
Ella volvía de su trabajo, como siempre, la misma rutina que seguía hacía ya dos años.
Con su camisa blanca, pollera negra hasta las rodillas y los lentes de marco negro.
Sabiendo así que era secretaría.
No era una mujer fea, solo que después de tantos años tan vacía, tan llena de soledad, había decidido dejarse, olvidarse.

Caminaba muy lento, comenzó a llover, sintiendo que las gotas recorrían lentamente su cuerpo hasta mojarla completamente.

Te vas a enfermar, idiota!-Se escucho de un borracho tirado sobre la vereda.

Lo miró de reojo y siguió caminando.

De pronto algo brilloso sobre sus pies, una moneda de diez centavos. Suerte!-pensó.
Si, era muy supersticiosa.Y siguió caminando.

Más a lo lejos vio pasar a un muchacho, parecía muy fino: traje, corbata y un gran paraguas negro que le cubría la cara.
El paso a su lado y por fin le pudo ver la cara.
Hermoso era, muy hermoso.
Él la miro y le sonrió.
Y ella comprendió, y le devolvió la sonrisa.

Supo que las oportunidades solo se dan una vez, y entonces se escapo con él.

1 comentario:

Pato´s dijo...

Lindo relato! Trata siempre de no peder oportunidades de ser feliz o de hacer lo que realmente te gusta , pues el tren pasa por tu estación muy pocas veces , debes tomarlo sin mirara atraz , porque cuando lo perdes , llegara el momento en que te arrepientas y sera demasiado tarde ya!Ve corre hacia tus sueños , no lo olvides!!

Besitos de chocolates:))
Paula que tengas un bellisimo día:)