domingo, 20 de septiembre de 2009


Tomo el colectivo que la traería de vuelta a casa.

La confusión y las dudas la atormentaban, no sabía si esta visita había sido correcta, no sabía si había sido positiva.

Prendió el Ipod y se puso los auriculares en los oídos, dispuesta a apartarse un rato de esos abrumadores pensamientos, pero junto con la música la tristeza la invadió aún más. Intentó escribir un mensaje con destino a el, pero enseguida se arrepentío y lo borró.

Sometida en los pensamientos, la despabiló la vibración de su celular. Leyó el mensaje recibido y una lágrima comenzó a rodar lentamente por su mejilla, con una mezcla de alivio y alegría que pudo sentir en todo su cuerpo, comprendió que el corto pero tan significativo viaje, había valido la pena.

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