
Y en el asiento de en frente, un rostro de repente, claro ilumina el vagón en sus gestos traen recuerdos, de otros paisajes otros tiempos en los que una suerte mejor me conoció. No me atrevo a decir nada, no estoy seguro, aunque esos ojos sin duda son los suyos, mas cargados de nostalgia, quizás más oscuros. Pero creo que eres tu, y estas casi igual tan hermosa como entonces, quizás mas sigues pareciendo la chica mas triste de la ciudad. Cuanto tiempo ha pasado desde los primeros errores? Del interrogante en tu mirada? La ciudad gritaba y maldecía nuestros nombres, jóvenes promesas, no, no teníamos nada.
Dejando en los portales los ecos de tus susurros, buscando cualquier rincón sin luz, agarrate de mi mano, que tengo miedo del futuro, y detrás de cada huida estabas tu. En las noches vacías, en que regreso, solo y malherido, todavía me arrepiento de haberte arrojado, tan lejos de mi cuerpo. Y ahora que te encuentro, veo que aun arde, la llama que encendiste, nunca, nunca es tarde, para nacer de nuevo, para amarte. Debo decirte algo, antes de que te bajes, de este sucio vagón y quede muerto, mirarte a los ojos y tratar de recordarte, que antes de rendirnos, fuimos eternos. Me levanto decidido y me acerco a ti, y algo en mi pecho se tensa, se rompe. Como estas? Cuanto tiempo te acuerdas de mi?
y una sonrisa tímida responde: Perdone, pero creo que se ha equivocado, disculpe señorita, me recuerda tanto a una mujer que conocí hace ya algunos años. 
 
 
No hay comentarios:
Publicar un comentario