Me escapé del mundo yéndome al norte, pero otro mundo esperaba allá. Yo arrimé, siempre disparo a mansalva, pero esa piel fue particular.
¿Cómo haces? Conozco todos tus trucos, pero aún así me das que pensar. Te guardas el orgullo donde nadie pueda dudar de que lo tenés. Por favor, mentime y dame la espalda, otra vez no quiero patinar. Y me esperas, más de la cuenta siendo siempre el que yo soñé. ¿Qué esperas? Mostrame todas las cartas, a cara de perro no sé jugar. Me endulzas, el ego siendo sincero, dale un poco y te va a pedir más.
Lo sabes, no hay arma más seductora, que contestar siempre la verdad.
No sé hablar, sin decir malas palabras: amantes, mentira, infidelidad. No es el fin, el problema son los medios, no es algo que pueda respetar.
Y siempre serás el que yo soñé. Y yo seguiré pensando que es peor, amar y envejecer.
martes, 8 de marzo de 2011
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